Unos pequeños puntos rojos registrados por el telescopio James Webb abren una línea de investigación y muchas preguntas sobre el pasado y el futuro del universo. Se tratarían, según los investigadores, de cuásares en su estado inicial; precursores de los agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias como la Vía Láctea.
Este hallazgo, liderado por el astrofísico Jorryt Matthee del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria, fue posible gracias a las imágenes del ya famoso Telescopio Espacial James Webb (JWST), que permitió identificar estas galaxias pequeñas y tempranas a aproximadamente a 13 mil millones de años luz de distancia. Los resultados han sido publicados en The Astrophysical Journal
Los instrumentos del JWST captaron longitudes de onda específicas de luz asociadas con hidrógenoLa investigación de Matthee y su equipo plantea la posibilidad de que los agujeros negros supermasivos no se originen a partir de estrellas colapsadas, como se pensaba anteriormente, sino de "semillas" mucho más masivas formadas por el colapso gravitatorio de enormes nubes de gas.
Esta teoría podría explicar la presencia de estos gigantes cósmicos en etapas tan tempranas de la historia del universo.
caliente y de rápida movilidad, señales que apuntan a la presencia de agujeros negros supermasivos en estas galaxias tempranas. Matthee comparte su fascinación y perplejidad ante estos hallazgos: "Es como mirar a un niño de 5 años que mide 2 metros. Algo no encaja".
Esta analogía pone de manifiesto la sorpresa ante la existencia de agujeros negros supermasivos en un momento en el que, según nuestras teorías actuales, no deberían haber tenido tiempo suficiente para formarse y alcanzar tales masas.
Los hallazgos presentados por Matthee y su equipo invitan a reconsiderar las teorías sobre la formación del universo y la evolución de sus estructuras más masivas.
Fernando Juez Pozo- 4ºD